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¿Qué son las constelaciones familiares?

Constelaciones Familiares es un tipo de terapia sistémica creada por el psicoterapeuta Bert Hellinger. Se dice que el 70% de los problemas de orden psicológico que nos afectan vienen de nuestra historia y relación familiar. Bert Hellinger creó un método simple y profundo que nos ayuda a darle un lugar en nuestro corazón a todas las personas de nuestra familia y así ganar la fuerza de nuestros padres y abuelos para resolver problemas o tomar decisiones.

Desde el momento de nacer entramos a formar parte de una familia que comparte un destino común. Cada familia, a su vez, queda vinculada a una red familiar a la que pertenecen todos con el mismo derecho, tanto si viven como si ya murieron. Una conciencia común –el ‘alma familiar’– une a todos los miembros de una familia, velando por los derechos de cada cual. Así, donde alguien tuvo una suerte especialmente trágica, o fue olvidado, excluido o menospreciado, en generaciones posteriores se desarrollan identificaciones con esa persona. Y puede suceder que un miembro posterior de la familia, muchas veces sin saberlo, se ocupe de “imitar” su suerte. La fuerza del vínculo es tal que, a veces, hasta desearíamos dar la vida por alguien o incluso seguirlo a la desdicha, a la enfermedad, a la muerte…

Tales implicaciones pueden manifestarse a través de trastornos psíquicos o enfermedades físicas; también en la dificultad de encontrar pareja, en comportamientos conflictivos, en problemas en los estudios, o en la incapacidad de desarrollar una actividad profesional satisfactoria, por no citar más que algunos ejemplos.

La mayoría de los trastornos serios se desarrollan allí donde la persona permanece atada en el amor que nace del vínculo. Y, por lo tanto, la mayoría de soluciones son un desprenderse de personas vinculadas con nosotros, de su destino, y de aquello que ellas mismas tienen que asumir como su responsabilidad.

El amor ciego ata y genera problemas; el amor que ve los resuelve y nos libera mirando al otro cara a cara y asintiendo a su destino, sea cual sea.

 

¿Cómo se desarrollan?

 

En talleres vivenciales, con un grupo de personas, a los se puede acudir ya sea como cliente, planteando asuntos problemáticos personales, o como participante, presenciando y compartiendo los procesos vividos.

También en consultas individuales, con figuras que representan a las personas. Se recomiendan como preparación a un trabajo en grupo o como seguimiento y acompañamiento después de haber constelado en un taller.

Antes de configurar su sistema actual o de origen, al cliente se le formulan preguntas referidas a hechos concretos. El problema que una persona relata racionalmente NO es el problema, ya que si lo fuera, si de verdad quisiera, ya lo hubiera resuelto.

Una vez decididas las personas necesarias para la constelación, el cliente elige entre los participantes a representantes para los miembros del sistema que desea configurar, incluido alguien para sí mismo, y los dispone de pie en el espacio abierto, guiándose únicamente por su intuición. Luego podrá sentarse y observar la dinámica que se da en la familia.

Cuando el lugar que ocupan las diferentes personas no es el apropiado, el desorden trae desdicha. Los representantes van comunicando sus sentimientos y, a partir de sus comentarios y reacciones, el terapeuta se va orientando hacia la nueva imagen de solución, ayudándose con frases curativas y/o expresiones corporales, y dando a cada persona el lugar bueno que realmente le corresponde.
La nueva imagen desarrolla su influencia ya no sólo sobre el cliente, sino sobre todas las personas que conforman su sistema.

 

¿A quién interesan?

 

A veces sentimos que algo no va bien en nuestra vida y que con esfuerzo y sacrificio podemos olvidar la realidad o tal vez cambiarla. El tiempo va pasando con esa idea y cada vez nos va un poco peor…

Al encarar la realidad, por más dura que resulte, la persona ya no se hace ilusiones. Así, su visión y sus actos cobran otra seriedad y otra fuerza. Ese reconocer lo que es, sin miedo ni intenciones, nos abre paso hacia el entendimiento y el equilibrio en nuestras relaciones. La solución se encuentra allí donde el amor más duele: a veces requiere una retirada, porque no hay otra solución que el asentir a la realidad tal como es, tanto a la propia como a la de los demás, por más dolorosa que resulte.

Quien lleva el peso de los otros ya no tiene fuerza para lo positivo. Sin embargo, la persona que lleva su propio peso, su culpa y su destino tiene la fuerza para hacer algo grande con ellos. Como afirma el propio Hellinger en Órdenes del amor, “cada persona tiene la fuerza para su problema y para su solución."

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© Instituto de Constelaciones Familiares Murcia

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